Es probablemente uno de los productos más conocidos de la provincia en materia de repostería, gracias, en parte, a la posición privilegiada de la localidad de Guarromán en el mapa, al borde de la autovía que une Andalucía con el resto de España. Esta masa de hojaldre con capa intermedia de bizcocho rellena de crema, cabello de ángel o chocolate está datada incluso en la época de la invasión francesa y González-Ferrer la ha llevado a su máxima expresión comercializando con criterio industrial la receta de siempre de hojaldres. Manuel González-Ferrer es la segunda generación de la familia que continúa con el negocio del hojaldre, pensando incluso en nuevas fórmulas de comercialización a todos los rincones de España de este dulce que es muy delicado en su conservación y en su transporte pero que es conocido por todos los que pasan por este municipio jiennense. Actualmente la hostelería es el principal cliente de González-Ferrer, que llega a producir en picos de mayor demanda más de 25.000 piezas de hojaldre diaria. Cuentan que quienes los prueban, repiten o agradecen el placer de su degustación con cartas que Manuel guarda como la mejor prueba de su excelente trabajo.